Hoy puse a prueba la tolerancia de los franceses al estar toda una mañana y parte de la tarde dando vueltas por Paris (verán el mapa al final) con un cartón de 1 x 0.70 mts y dos grandes bolsas con media librería dentro (PGS, si habremos estado en estas condiciones más de una vez!). Y cuando digo “dando vueltas” me refiero a caminar por calles super transitadas por mitad residentes/mitad turistas, subir y bajar del metro en hora pico y hacer malabares en las infinitas escaleras parisinas.
El experimento fue llamativamente positivo y hasta creo me sirivió para desterrar algunos mitos que escuché innumerables veces acerca de la sociedad local. Para que se den una idea, hasta me cedieron el paso varias veces para que entre primera al vagón (aunque claro, esto pudo haber sido en parte cortesía y en parte temor a ser golpeados por la enorme placa gris). Quizás sea la condición de extranjera y la disposición (y determinación) a encontrar en un país que no es el que nos vió crecer, aquellas cosas que nos hagan sentir a gusto y nos enamoren todos los días un poco más, pero vraiment cada día me resisto más a generalizaciones como “todos los parisinos son mala onda!” o “si hablás mal en francés, olvidate que te respondan”.
Cada cual tendrá su experiencia, y me gustaría escucharlas! Pero por el momento, hoy martes 13 no me caso ni me embarco, pero me declaro decididamente optimista en este asunto.